Argentina contra Brasil. Maradona versus Pelé. Y ahora, Tevez frente a Robinho (no íbamos a comparar a Ortega con Sergio Manoel). Pese a la hermandad Kirchner-Lula y a la buena relación entre Guga Kuerten y la legión argento de la raqueta, está claro que la número cinco queda exenta de amnistía. Y como la rivalidad necesita ser alimentada para subsistir, hoy por hoy, son Carlitos y Robson de Souza los que le dan de comer. Por eso se esperó con tantas ansias el duelo de anteayer. Por eso en Brasil, salvo los hinchas del Corinthans, disfrutaron tanto del irreprochable triunfo del nacido en San Vicente, que hizo dos goles y dio una asistencia en la goleada 3-0 del Santos. Ahora bien, en este duelo perenne suelen alcanzarse con facilidad las exageraciones, se emiten sentencias tajantes basándose en nada más que un partido de ¡11 contra 11!, como si se tratase de una riña boxística. Se repite hasta al hartazgo si se quiere, Robinho fue superior a un Tevez poco productivo, pero de ahí a decir que ésa es la constancia de quién es el mejor de los dos...
Estos bajitos en crecimiento ya tienen suficiente carrera sobre la joroba y, en muchos aspectos, no son tan distintas. ¿Acaso será la similitud lo que los enfrenta? Ambos provienen de un pasado humilde, de familia unida, y los millones aparecieron por sorpresa: los 22 que costó Tevez significó el pase más caro del fútbol brasileño, y el Real Madrid pondría 18 por Robinho. Los títulos y la Selección les llegaron antes de la mayoría de edad y en sus clubes siempre cargaron con la presión del ídolo, a tal punto de soportar la comparación con Maradona y Pelé. Luego, la fama dañina los trompeó: en el caso del argentino (él solito se la buscó) lo "expulsó" de su país, mientras que al brasileño le secuestraron a su madre para que, según cuentan, no pudiera jugar las últimas fechas del Brasileirao pasado. La diferencia más importante está en los campeonatos conseguidos (ver La comparación...) y en las finales que Carlitos le ganó a Robinho (Libertadores 2003), aunque ahí también entran en juego otros diez jugadores.
Son chicos de no más de 21 años, les queda mucho todavía y, seguramente, habrá que esperar para saber quién es mejor.
